Si mantenemos el estilo de vida actual, para 2050 con alrededor de 9.600 millones de personas, necesitaremos el equivalente a casi tres planetas.
El rebasamiento global de la capacidad de regeneración de la Tierra, comenzó a principios de la década de 1970. Ahora, la deuda ecológica acumulada resultante, equivale a 18 años terrestres. En otras palabras, le tomaría al planeta 18 años de toda su regeneración revertir el daño causado por el uso excesivo de los recursos naturales, asumiendo que ese uso fuera completamente reversible.
El año pasado excedimos la cuota de uso de los recursos del planeta – conocido como el Día del Sobregiro de la Tierra – el 22 de agosto, un poco más de tres semanas después de la fecha de 2019 (29 de julio) debido al confinamiento global causado por la pandemia del coronavirus se produjo un retroceso de la fecha, principalmente por la disminución en la extracción de madera y las emisiones de CO2 de la quema de combustibles fósiles, según ha informado la Global Footprint Network.
Las consecuencias inducidas por el Coronavirus hicieron que la Huella Ecológica global se contrajera en casi el 10%, pero todavía usamos tantos recursos ecológicos como si viviéramos en 1.6 Tierras.
¿Qué tiene que ver el consumo responsable con esto? TODO.
Para contribuir a un entorno favorable para todos, es fundamental adquirir hábitos de consumo que tengan el menor impacto posible en el medio ambiente, de esta manera ayudamos a mejorar la calidad de vida de las personas que habitan este planeta y de las generaciones futuras.
¿Y qué puedo hacer?
Una buena manera de comenzar, es cuestionar a la hora de comprar qué es prescindible y qué no; cuáles son nuestras disponibilidades económicas reales y, después, elegir los productos, no sólo por su precio o su calidad, sino también porque son respetuosos con el medio ambiente y porque las empresas que los elaboran cumplen con los derechos humanos y los principios de justicia social.
Existen muchas soluciones que pueden adoptarse a nivel comunitario o individual para lograr impactos significativos en nuestro futuro, tomando una decisión a la vez: cómo producimos los alimentos que comemos, cómo nos movemos, cómo proporcionamos energía, cuántos niños tendremos en nuestras familias y cuánta tierra protegemos para la vida silvestre.
Dado que los sistemas alimentarios utilizan actualmente el 50% de la biocapacidad de nuestro planeta, lo que comemos es importante. Las políticas destinadas a reducir la intensidad de carbono de los alimentos y el impacto de la producción de alimentos en la biodiversidad, merecen una atención especial.
Si no actuamos ahora para cambiar nuestros hábitos de consumo y seguimos sin tomar en cuenta la forma de producción de lo que consumimos, vamos a continuar causando daños irreversibles al medio ambiente.
Hay muchos aspectos del consumo que, con pequeños cambios, pueden tener un gran impacto en el conjunto de la sociedad. Por ejemplo, cada año, alrededor de un tercio de todos los alimentos producidos – el equivalente a 1.300 millones de toneladas, por un valor aproximado de 1 billón de dólares – termina pudriéndose en los cubos de basura de los consumidores y los minoristas, o deteriorándose a causa de las deficientes prácticas de recolección y transporte, algo que las empresas deben solucionar.
Reducir los desechos que generamos puede hacerse de muchas maneras, desde asegurarnos de no tirar alimentos hasta reducir el consumo de plástico, que es uno de los principales contaminantes del océano. Llevar una bolsa reutilizable, negarse a utilizar sorbetes de plástico y reciclar las botellas de plástico son algunas de las formas de contribuir cada día. Tomar decisiones informadas a la hora de comprar también ayuda.
Por ejemplo, la industria textil es hoy el segundo mayor contaminador de agua potable después de la agricultura, y muchas empresas de moda explotan a los trabajadores textiles en los países en desarrollo. Es importante fijarse bien de dónde provienen los productos que consumimos y cómo son fabricados.
¿Cómo puedo ayudar como empresa o emprendedor?
Encontrar nuevas soluciones que ofrezcan modalidades de consumo y producción sostenibles. Es preciso comprender mejor los efectos ambientales y sociales de los productos y servicios, tanto de los ciclos de vida de los productos como de la forma en que estos se ven afectados por su utilización en los estilos de vida, este es nuestro compromiso en Círculo Natural, además de inspirar y motivar a las personas a llevar estilos de vida más sostenibles, reduciendo los efectos y aumentando el bienestar.
Como consumidores, si hacemos nuestras compras a proveedores locales y sostenibles, podemos marcar la diferencia y ejercer presión sobre las empresas para que adopten prácticas sostenibles.
Nuestras decisiones de consumo pueden cambiar el rumbo del planeta.
Fuentes: greenpeace, un.org, overshootday.org
Por: Bony Medina
Imágenes: Diana Osorio / Hermes Rivera de Unsplash / Canva
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